sábado, 11 de abril de 2009

VISION PERSONAL DE EL ESTADO ACTUAL DE LA ADMINISTRACION EDUCATIVA.

FUNDAMENTOS DE LA ADMINISTRACION ACADEMICA

Toda institución educativa deberá contar con un órgano administrativo y de gestión que regule sus actividades para la que fue creada.
La gestión y administración académica es el sistema que orienta y diseña los procedimientos de contratación del personal académico para que la carrera académica se desarrolle y regule en concordancia con la Legislación Universitaria y con los planes de desarrollo institucionales.
El fundamento legislativo de esta gestión es el Estatuto del Personal Académico de la Institución. En el estarán establecidas las diferentes categorías y niveles, los derechos y obligaciones del personal académico, así como los procedimientos para ingreso, promoción y permanencia de este personal.
Las funciones del personal académico de toda institución son: impartir educación, bajo el principio de libertad de cátedra y de investigación, para formar profesionistas, investigadores, profesores universitarios y técnicos útiles a la sociedad; organizar y realizar investigaciones principalmente acerca de temas y problemas de interés nacional, y desarrollar actividades conducentes a extender con la mayor amplitud posible los beneficios de la cultura , así como participar en la dirección y administración de las actividades mencionadas.
Para el administrador académico es muy importante tener muy claro sus funciones y motivaciones sociales, así como aplicar las herramientas administrativas para:
- Diagnosticar problemas administrativos de la institución
- Identificar objetivos básicos de la educación superior en México.
- Identificar objetivos institucionales.
- Definir objetivos específicos de su función administrativa.
- Establecer controles administrativos y académicos.
- Planear individualmente y en grupos de trabajo programas de desarrollo institucional.

Para el buen ejercicio de la administración académica se debe contar con un reglamento cuyo objetivo es normar y desarrollar las disposiciones básicas, procedimientos, medidas y resoluciones Académicas contenidas en los Estatutos de la
Institución Universitaria en concordancia con los demás reglamentos generales pertinentes.
La responsabilidad de la administración académica recae sobre el Secretario General. Este depende de la Rectoría y es el responsable de coordinar el sistema Académico Universitario con base en los estatutos de la Universidad y disposiciones o políticas que emanan del Consejo Directivo.
El Secretario General es a la vez el Administrador Académico de la Universidad y tiene como tal las siguientes funciones:
- Planificar y coordinar el sistema Académico de la Universidad.
- Proponer al Rector las reformas a las normas contenidas en este reglamento o adopción de nuevas, para ser conocidas por el Consejo Universitario de la Universidad, quien tomara el acuerdo de aprobación respectivo.
- Firmar las certificaciones de notas para trámites de graduación y toda certificación de estudios, notas, títulos, diplomas para surtir efecto en el exterior de la Universidad.
- Establecer políticas y lineamientos para el funcionamiento del registro académico centralizado.
- Dictaminar sobre casos especiales de índole académica que por naturaleza de las mismas compete conocer al Consejo Directivo para su acuerdo correspondiente y
- Cumplir con las demás atribuciones de índole administrativo-académico que le asigne la rectoría.

El Secretario General para el desempeño de sus funciones tendrá uno o varios asistentes que lo apoyara en las siguientes funciones:
- Colaborar en la planificación y programación de las actividades académicas referentes a: calendario de ciclo académico, información de la programación y su normativa, registro de estudiantes, actualización y análisis de las estadísticas de estudiantes, control del rendimiento académico y otras que sean afines.
- Confrontar todos los documentos emanados de la Administración Académica previa firma del Secretario General.
- Controlar la custodia de los planes de estudio de las carreras que ofrece la Universidad.
- Todas las atribuciones de índole académico-administrativo que le asigne el Secretario General.

En el Reglamento interno de la Institución se deberán establecer las políticas de Evaluación, los requisitos de Ingreso y Matricula, los Requisitos de Reingreso de Estudiantes, la Inscripción de Asignaturas, el Retiro o Bajas de Asignaturas, Cambios de Carreras, los Requisitos de Egreso, las Disposiciones Generales y su Vigencia.


CRITICA Y AUTOCRITICA DEL EJERCICIO DE LA ADMINISTRACION ACADEMICA.

Desafortunadamente toda esta estructura no siempre se cumple, tal vez por desconocimiento. El éxito o el fracaso de una Institución educativa es una situación más que compleja. Desde su concepción y planeación al diseñar una estructura se busca su funcionalidad, como siempre optimizando recursos humanos y materiales, a veces desafortunadamente sin definir correctamente los puestos y sus funciones y en algunas ocasiones se presentan los puestos jerarquizados solo por cubrir una necesidad legal. Es obvio que la mala planeacion trae consigo complicaciones futuras que enferman gravemente a las Instituciones educativas. La selección inapropiada del personal, la poca importancia dada a la meta fundamental de la escuela trae desencanto de los propios maestros, que luego se convierten en cómplices de la mala calidad de la educación, no son los únicos responsables del fracaso educativo.
El alumno es un individuo con ciertos propósitos personales de instrucción o preparación académica, que se prepara con el objeto de integrarse a las actividades productivas de la sociedad, buscando su estabilidad económica. Este está directamente en contacto con el maestro, un profesionista que también juega su rol, con cierta preparación profesional, pero desafortunadamente con limitaciones técnicas-educativas que no le permiten lograr una adecuada participación.
El maestro universitario es en sí un profesionista que conoce de su ámbito pero no tiene los métodos para comunicar sus conocimientos, a menos que haya realizado estudios, tal vez de una maestría en educación, diplomados, actualizaciones o capacitación pedagógica. En los mandos intermedios, generalmente tenemos maestros
con cierta trayectoria en instituciones educativas que sirven como vínculo entre los altos mandos y los maestros. Estos administradores de mandos intermedios tiene una tarea colosal: mantener una armonía con los altos mandos y los maestros. Su función a veces es puramente de comunicadores de las intenciones y propósitos de los superiores aun cuando en ocasiones se vean comprometidos por que los objetivos de los alumnos y los mismos maestros no sean ni siquiera considerados.
Un alumno serio y comprometido buscara obtener el máximo de conocimientos y preparación para enfrentar los problemas típicos de la profesión que estudia, esto es, busca calidad en su educación; esto le permite cotizarse mejor en beneficio personal, de su familia y de su profesión. Habrá alguno que otro, que solo busque el “papelito” que lo certifique aun sin los conocimientos básicos de su carrera en detrimento de su profesión y de la calidad educativa. El maestro honesto buscara cumplir correctamente con su rol, respetuoso de su actividad, celoso de su que hacer, con una ética sana. No siempre tendrá las condiciones adecuadas para ejercer, ya sea por limitaciones materiales, falta de espacios, laboratorios, comunicación adecuada, o una estructura administrativa bien planeada. Todo depende de la buena voluntad y compromiso de las instancias superiores, desde los mandos intermedios hasta la punta de la pirámide administrativa. Es obvio que en todos los niveles surgen diferencias, fallas en la comunicación, resistencia al cambio, falta de disciplina de trabajo y algunos otros problemas que afectan el desarrollo correcto de la educación.
La falla en el proceso educativo que vivimos en nuestro país se debe a la poca disciplina de trabajo, el pobre compromiso, la falta de preparación, los conflictos de intereses entre instituciones y sindicatos, la adopción de corrientes filosofías foráneas, etc. Nuestro sistema educativo no se ha colapsado por que este triste panorama no se ha generalizado, todavía hay maestros comprometidos, enamorados de la educación que hacen caso omiso a los problemas que no esta en sus manos resolverlos y afrontan los que están a su alcance. Cada uno de los actores tenemos nuestras limitaciones, queremos ser, queremos hacer, pero nos topamos con barreras difíciles de franquear, tal vez luchando contra intereses personales que nos ciegan a veces con nuestra propia ambición y necesidad de poder, en otras, engañados nosotros mismos por que pensamos que nuestra “verdad” es suprema y es la interpretación correcta de las cosas y la solución de todos los problemas.

Tal vez es utópico pensar, como el ingeniero que concibe una maquina ideal, de alta eficiencia, con propósitos y funciones bien definidas, con mecanismos eficientes, no redundantes, colocados estratégicamente para obtener la mayor ventaja mecánica para el ahorro de energía, disminuyendo al máximo la fricción, con pocos problemas de mantenimiento, fácil de operar y capaz de proporcionar un producto de calidad, bien cotizado en el mercado para beneficio y comodidad del cliente.
De la misma manera pudiéramos imaginarnos una administración académica como una estructura bien concebida con su misión y visión bien definidas, ubicando en cada puesto a la persona idónea de acuerdo a una correcta selección, con mandos intermedios bien preparados buscando la calidad educativa, proponiendo alternativas para el crecimiento de los docentes, creando sistemas pedagógicos, estructurando contenidos actuales que apoyen el proceso de enseñanza, fomentando una excelente comunicación y compañerismo, creando un ambiente empático, proporcionando el material suficiente para el buen desempeño del maestro, cuidando del ahorro sano, evitando el despilfarro o el gasto inútil; evitando la rutina, dirigiendo el trabajo y a considerar la enseñanza como una actividad creativa que responda a las necesidades sociales y humanas. Si tuviéramos esto, nuestros alumnos no serian nuestros clientes, serian nuestro producto de calidad mundial.
Para alcanzar todo esto, es necesario educarnos a nosotros mismos, respetuosos del ser y del que hacer, celosos de nuestro trabajo, disciplinados en nuestras actividades pero con la libertad de proponer, reconocer nuestros errores, creando sistemas para que el maestro se exprese sin temores, formar grupos a nivel docente que tengan cierto nivel de decisión ya que ellos están en la “linea de fuego” en donde deberían estar de vez en cuando nuestros jefes, para que tengan un punto de vista mas objetivo de la problemática que afrontan los maestros día a día. Así evitaríamos el desgaste del maestro, se lograría el reconocimiento social, se promovería su propia superación profesional, se evitaría su pesimismo respecto a su misión y tal vez se le proporcionarían mejores alicientes económicos.

CONCLUSION, MI VISION PARTICULAR
De la misma manera en la que el maestro debe ser un facilitador en las actividades académicas de sus alumnos, el administrador académico debe ser un facilitador en las actividades docentes de los maestros. Si esperamos que los alumnos se desarrollen
correctamente hacia una buena educación con la guía del maestro, debemos esperar que los maestros también se desarrollen correctamente en sus actividades docentes si se les proporciona el material adecuado. Es importante que se definan correctamente los objetivos que se deben alcanzar así como los métodos que se deben emplear, esto se puede lograr con una buena comunicación. Si queremos que las actividades que se desarrollan en la escuela sean exitosas, debemos enfrentar muchas situaciones y darles solución con un buen coaching y aplicando las diferentes estrategias de la comunicación para crear un ambiente sano de trabajo, con responsabilidad y disciplina, sistematizando nuestras actividades pero con una visión clara para perfeccionar nuestro desempeño y adecuarnos al cambio y evolución de las circunstancias que se presentan en la sociedad, tanto políticas, como económicas y tecnológicas.
Las buenas intenciones se pueden desvanecer y condenar al fracaso una buena administración si se presentan situaciones como resistencia al cambio, lo que no nos permite evolucionar o adecuarnos a las circunstancias, la falta de disciplina de trabajo que nos impide cumplir con nuestras labores, o la falta de identidad que nos impide comprometernos con profesionalismo a las instituciones que prestamos nuestros servicios.
La administración académica puede llegar a alcanzar su máximo nivel de desempeño si se realiza una correcta selección de personal. El progreso institucional esta íntimamente relacionado con el factor humano. El éxito en la educación depende del grado en que sepamos trabajar en equipo; en proyectos, buscando alcanzar metas ambiciosas, usando de manera provechosa la tecnología mas moderna, optimizando recursos, comprendiendo que los problemas educativos no son solo de los maestros, de sus actividades y sus problemas personales. Debemos entender como administradores académicos que la educación requiere atender el lado humano del alumno y del maestro y que la educación es en fin el conjunto de valores que forman al individuo y a la sociedad en general.

BIBLIOGRAFIA
http://www.anuies.mx/anuies/libros98/lib8/35.htm

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